6 jul 2012

La política se origina en un ideología de clase social


La política se origina en un ideología de clase social, y responde a los respectivos
intereses de dicha clase.

Usualmente, no hay carencia ni ausencia de políticas estratégicas de la burguesía y
pequeña burguesía. Lo que frecuentemente falta son los análisis estratégicos que
acerquen a la gente al pensamiento y acción por metas liberadoras. La burguesía quiere
que no asumamos la ideología del proletariado.
Desde los intereses de clase del proletariado, lo importante no es el escribir por escribir, el
narrar por narrar; el análisis en sí o por sí. El propósito, el sentido es contribuir con lo
escrito a despertar, elevar la claridad política; y después, estimularla para que trascienda
a la conciencia política ideológica. Eso es lo relevante de los escritos políticos.
Los plumíferos de la derecha tienen muy claro eso. Desafortunadamente, los de izquierda
frecuentemente, nos ponemos, bozales, frenos, orejeras, tapaderas de ojos, esposas en
las manos y grillos en los tobillos. Todo eso para no ver y no oír completamente; y para
no sentir con pasión; y para no pensar por dónde es el rumbo; y, finalmente, para no
actuar en consecuencia.

Por eso es bien fácil renegar de los valores y principios, y de lo que es lo fundamental:
lucha de clases, proletariado, ideología del proletariado, dictadura del proletariado, alianza
obrero campesina, política de alianzas (basada en principios), hegemonía de clase,
revolución, etc. etc. Por eso es bien fácil repetir como loros lo del “Socialismo real”, el
“Stalinismo”, la “ideologización”, y otras sandeces como el desprestigio a Marcial.
Abundan los renegados y traidores quienes se venden para escribir y aconsejar a los
grupos dominantes y a sus gobiernos. O se quedan a dar consejos para que el FMLN se
haga más a la derecha, más reformista de lo que ya es; para que respete màs la
institucionalidad que lo tiene ya amarrado de pies y manos.
Son comunes los análisis “políticos” que se reducen a la evaluación de administración y de
conducta de gobernantes, dirigentes y partidos, sin molestarse en buscar las causas y
consecuencias de, por ejemplo, los hechos de abril de 1983, la política de Diálogo y
Negociación de 1981 a 1992, los Acuerdos de Paz (enero de 1992), el electorerismo de
1994 hasta el presente; de cómo los fundamentos de la estrategia y políticas oportunistas
de Shafick y su partido prevaleció en esos sucesos y procesos, y prevalece en la etrategia
oportunista y reformista actual del FMLN.
Asì, se omite el análisis de la experiencia revolucionaria; es decir, la historia política que
explique los fiascos, las estafas del presente.


La burguesía tiene e implementa su política de clase burguesa; y la pequeña burguesía
tiene sus políticas de clase pequeño burguesas. No hay ninguna razón para que el
proletariado y sus aliados populares se priven de su política de clase.
En fin, lo primero es la estrategia, los anàlisis estratègicos que en nuestro caso,
responden a la ideología el proletariado- en cuanto sus intereses inmediatos y
fundamentales. De esto se deriva la política de clase que puede manifestarse como
acción territorial, social y política. Es decir, una Política Integral de clase (porque
responde a los intereses inmediatos y fundamentales del proletariado; en otras palabras,
a la ideología del proletariado).
La burguesía y la pequeña burguesía no se autolimitan. ¿Por qué, en cambio se asume y
se promueve que el proletariado y el pueblo se priven o limiten?
La burguesía tiene su ideología burguesa; en consecuencia traza su estrategia burguesa y
como resultado implementa su política burguesa, en tantos frentes como sea necesario
(gremial: ANEP; social: Alianza; político: ARENA, etc.).
En resumen, en general, para cualquier clase social, la lógica es de la ideologìa a la
estrategia, y de èsta a política de clase. Por tanto, la política “pura” (sin ideología) es un
mito.

Todo lo anterior no afecta el hecho de que la política sea un arte o que se le llame el “arte
de la política” para llamar, convencer, involucrar a los más amplios sectores, empleando el
lenguaje y las formas del caso.
Lo que desde la ética revolucionaria no debe hacerse es renunciar a los valores, principios
y estrategia, so pretexto de la política.

La política, por tanto, es un medio que debe manejarse con maestría y audacia; pero,
insistimos, no es un fin en sí mismo, sino que es parte de una estrategia de Liberación
Popular Social hacia el Socialismo (LPS) para alcanzar los fines: tomar el poder
económico, político, militar, ideológico y cultural para transformar revolucionariamente la
sociedad forjando primero la fase de Liberación Social que haga cambios revolucionarios
(que no son todavía el Socialismo) que son dialécticamente las condiciones favorables que
empujan el proceso hacia la siguiente fase de construcción del Socialismo.

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